En el último tercio del siglo XV, Los Reyes Católicos realizaron un gran esfuerzo para conseguir la unificación de los distintos reinos, contribuyendo de manera definitiva a la configuración nacional de España. Con su matrimonio unieron los reinos de Castilla y Aragón. Expulsaron a los musulmanes de su último reducto en el reino de Granada y constituyeron la unificación religiosa con la expulsión de los judíos, que supuso un duro golpe para el comercio y la artesanía. Se incorporan a la Corona Melilla y las Islas Canarias y en 1492 se descubre el continente americano.
La unificación política fue beneficiosa para las actividades comerciales interiores al eliminar los aranceles aduaneros entre los reinos y uniformizar la moneda. Por primera vez se hizo una planificación del comercio exterior, especialmente el de la lana, ya que de ella sacaba la corona grandes beneficios. Sin embargo en agricultura no se hicieron modificaciones.
La agricultura en los siglos XVI y XVII
En el siglo XVI se roturaron gran cantidad de tierras para ponerlas en cultivo. En algunos casos los municipios no tenían otra forma de hacer frente a los crecientes impuestos que vender licencias a los particulares para roturar campos propios o comunes. Otras causas como las necesidades de alimentación de la población que se incrementaba gradualmente, contribuyeron a ampliar la superficie cultivada.
La mula fue introducida como animal de trabajo agrícola sustituyendo en parte al buey. Ofrecía las ventajas de ser más rápida en el trabajo y en el transporte, pero tenía los inconvenientes de poseer menos fuerza para las labores y el tener que dedicar parte de la superficie cultivada a producir cebada para su alimentación, que en el buey es preferentemente a base de pastos.
El cultivo de vid ganó grandes extensiones al de trigo, siendo más favorable a la mula por necesitar labores más ligeras.
Los cultivos de cereal consistían fundamentalmente en trigo y centeno, granos panificables. Las técnicas de cultivo eran poco avanzadas y la producción baja. El excedente de cuatro familias de agricultores daba para alimentar a otra familia más, mientras que en la actualidad es al revés: el excedente de una familia puede alimentar a otras cuatro.
En estos dos siglos fueron frecuentes los años de catástrofes atmosféricas, generalmente sequías, que originaban fuerte escasez de grano, elevación de los precios y hambres generalizadas. En varias ocasiones las hambrunas fueron seguidas de pestes que diezmaban la población.
El número de propietarios de tierra fue creciendo y formando una pequeña burguesía. El de los jornaleros también, especialmente después de las catástrofes. Con frecuencia su escaso salario estaba regulado por ley, la cual imponía castigar a los que trataban de exigir más de lo prescrito.
El tipo de alimentación de las distintas clases sociales nos habla de su poder adquisitivo. La dieta de los caballeros consistía en carnes y caza, pequeña cantidad de pan y algunas frutas. La gente pobre del campo comía pan moreno en gran cantidad, vino y algunas verduras (nabos, cebollas, ajos, etc.). Los labradores acomodados y las clases medias urbanas tenían dietas intermedias.
Tras los Reyes Católicos, la corona y la aristocracia hicieron un verdadero derroche de gastos en hombres y medios al llevar una intensa vida social y política, que los alejaba cada vez más del pueblo llano. Fue la época de los grandes imperios exteriores: en América y Europa, con frecuentes guerras que desgastaban los recursos internos. Carlos V al dominar la rebelión de las Comunidades de Castilla hizo que los fueros perdieran su antigua preponderancia. Posteriormente Felipe II, que destacó por su austeridad, trajo la corte a Madrid, y mandó levantar el monasterio de El Escorial, con la triple función de residencia, monasterio y panteón.
Siglo XVIII
El Rey Carlos III hizo grandes esfuerzos por mejorar las estructuras económicas y potenciar el desarrollo técnico. Entre las muchas obras civiles que emprendió, figura la mejora de la red de caminos. En su época se abrió el puerto de Guadarrama (hoy los Leones), al paso de carros. Esta, junto a la carretera del puerto de Navacerrada construida a principios del siglo XVIII para comunicar la corte con el Palacio de la Granja, mejoró el panorama de comunicaciones de nuestro pueblo. Hasta entonces las vías de comunicación principales eran las cañadas, para ir a pie o a lomo de animal y algún camino para carros hasta los pueblos vecinos.
De esta época es también la Iglesia nueva, que inauguró el párroco don Tomás de Renda, en 1782. Entre los libros sacramentales del archivo parroquial se conserva el nº 2 de bautismos en el que aparecen datos desde 1571 hasta 1600. La existencia de la parroquia es, por tanto, anterior a esa fecha.