Los sueldos de los pastores se pagaban en especie al terminar el año de servicio, que empezaba el día de San Juan, el 24 de junio. La retribución oficial en el siglo XV era de 12 fanegas de trigo, una quinta parte de las ovejas nacidas en el rebaño durante el año, una séptima parte de la producción de queso, y sólo 6 maravedíes en metálico por cada 100 ovejas bajo su cuidado.
Javier Espinosa Montalvo.
Collado Mediano. Historia de una villa, 1996
Ruta
Para llegar al pueblo de Navacerrada partiremos del parque municipal de Collado Mediano en dirección norte, hacia el collado de Roblelpoyo. La calle Goya, que perfila el límite este del parque, nos dejará, recorriéndola hasta su final, a los pies de un camino que sale esquinado hacia la izquierda. Esta vereda, llamada de Roblelpoyo, sigue rodeando las últimas casas hacia la derecha, aunque el camino que sale escasos metros derecho hacia arriba también tiene conexión indirecta con el collado.
La subida por la vereda es dura pero corta, pronto se alcanzará el collado que antaño cumplió funciones de descansadero de ganado, espacio abierto donde, como su nombre indica, se detenían los rebaños durante unas pocas horas para beber y pastar mientras los pastores descansaban durante sus largas travesías. Todavía puede verse un abrevadero a la izquierda en medio del majadal, mientras que de frente sigue un camino que se desvía de la vereda, cuyas huellas ya son apenas reconocibles entre una pequeña pista que queda cortada a menos de un kilómetro más abajo.
El camino que continúa tras pasar el descansadero es llano y muy agradable para el paseo, discurriendo entre zarzas y rosales que ocultan vallas de piedra. Un pequeño cambio de rumbo hacia el noreste dejará ya bien a la vista la llamada Dehesa del Valle, un pastizal en este caso desarbolado, a excepción del "hilo" de vegetación a lo largo del arroyo de Pozas. Por encima queda el monte de Jarahonda, cuyo relieve aterrazado ha aparecido junto con las altas sierras tras el collado de Roblelpoyo. Enfrente, al final del camino, asoma también la urbanización de El Reajo del Roble, perteneciente todavía al término municipal de Collado Mediano.
El camino se convierte en calle al entrar por la urbanización Mata del Rosal. Al acabar aquella se girará a la derecha y, a unos veinte metros, se verá ahora a la izquierda un corto camino de tierra entre dos chalets que da acceso a la carretera del puerto de Navacerrada. Cruzando la carretera se doblará inmediatamente a la derecha, no entrando en la urbanización, sino bajando por una senda pegada a la carretera. Unas escasas decenas de metros más abajo se verá a la izquierda una verja cerrada, quedando a su lado dos barras verticales que, si nos acercamos, podremos comprobar que se abren hacia lados contrarios subiendo por sus hierros-guías. Se trata de uno de los llamados "pasos de pescadores", tras el cual queda un camino que pasa por una pequeña sauceda, dejándonos finalmente frente al embalse, al lado de un quiosco llamado El Pinarcillo.
El Pinarcillo se llama así por estar enclavado al lado de un pequeño pinar que cruzaremos encontrando casi sin querer una encantadora senda que irá dibujando el límite de las aguas del embalse. La senda pasa primero entre una pequeña alameda y después entre un bosquete de robles melojos que acabará formando una corta pero muy eficaz pantalla que oculta la urbanización de Mata del Rosal.
Más adelante, la senda se separará del borde del embalse para entrar en una pradera, girando después hacia la derecha para seguir todavía comunicando su orilla norte. Se verán ya por arriba las primeras casas de la villa de Navacerrada, comunicada con su embalse por medio de tres accesos resueltos con pasos de pescadores: el primer acceso llevará al oeste del casco urbano; el segundo, recomendado por ser el más directo, llevará al centro; y quedará más allá un tercero que, tras un inolvidable tránsito por una entrañable senda entre la masa de melojar, llegará al este del casco tras girar a la izquierda por la famosa GR-10. La última decisión sobre cómo acceder al pueblo queda, pues, en vuestras manos.
Interpretación del Paisaje
La subida de Collado Mediano (1.000 m) a Navacerrada (1.200 m) tiene el atractivo de acercarse hacia eje axial de la sierra de Guadarrama por un trayecto al mismo tiempo suave y variado, una vez superado el "escalón" hasta el collado de Roblelpoyo. Desde este collado, la media ladera de la sierra del Castillo dejará al norte otro collado menos aparente, modelado por la conjunción de coluviones procedentes de esta sierra del Castillo y de la de Jarahonda, formando un umbral que sirve de divisoria entre la cuenca del río Guadarrama y la del Navacerrada.
La primera panorámica de interés dentro de la ruta se aprecia desde el camino que prosigue tras el descansadero de Roblelpoyo. Desde aquí, lo primero que llama la atención es la degradada vertiente sur de Jarahonda, casi toda ella aterrazada para realizar una repoblación de encina todavía en ciernes, de momento dominada por un jaral cruzado por pistas flanqueadas por coníferas. El único elemento discrepante es un pastizal que forma un hueco triangular en la ladera, en su momento respetado para aprovechamiento pecuario. Por debajo de Jarahonda queda la Dehesa del Valle, un paisaje suave donde se diferencia en ciertas épocas del año dos tonalidades diferentes de pasto debido al riego, pues la diferencia de tonos se corresponden con los límites de las parcelas. Esta dehesa desarbolada recuerda a la existente en la cabecera del arroyo de los Linos por su estructura morfológica: dos valles fluviales que arrancan desde sendos collados.
El fondo escénico rocoso de Siete Picos-Maliciosa permanecerá durante todo el recorrido, quedando en un plano anterior un alto cerro cubierto de pino silvestre conocido como Peña Entorcal. El contraste de estos relieves con el pueblo y embalse de Navacerrada crea una de las postales más típicas de la Sierra de Guadarrama, tomada precisamente desde los confines del término de Collado Mediano. En cuanto al entorno inmediato del embalse, conviene destacar el gran acierto de conservar alrededor del embalse el robledal que sirve de pantalla amortiguadora con la urbanización Mata del rosal, invisible desde el embalse. Un melojar que fue desgajado en su día del extenso bosque de Quercus pirenaica que cubre el Cerro de la Golondrina.
La pequeña villa de Navacerrada, con sus calles empedradas, es uno de los núcleos que mejor conservan el antiguo encanto de la arquitectura popular serrana. Situado sobre una suave rampa que cae directamente al embalse, posee un entorno natural inmediato privilegiado entre pinares al norte y robledales, fresnedas y prados rodeando el resto del casco.
Álbum Fotográfico
Plano del recorrido
Glosario
Datos Útiles
Longitud: 6 km
Desnivel: 200 m
Bicicleta: Hasta la carretera M-601
Tipo de ruta: Lineal